domingo, 29 de abril de 2018

Estados alterados I

El post sobre los usuarios de Facebook fue publicado originalmente en este blog allá por marzo de 2010, cuando esta red social tenía apenas un par de años de existencia. Desde aquel entonces ha pasado mucha agua -y muchos personajes- bajo el puente. Tantos que, al igual que el post de los casamientos, decidí corregir, aumentar y actualizar los textos. Aquí va la primera parte.
 
Como todo el mundo sabe, la famosa red social Facebook tiene varias e interesantes aplicaciones. Permite encontrarnos con amigos o con gente que no vemos hace mucho tiempo, permite mostrar nuestras fotos, ver las de nuestros amigos, comentarlas, subir la música que nos gusta, difundir causas nobles, o simplemente comunicarnos por chat o correo electrónico. Y también nos da la opción de publicar una frase que sintetice lo que estamos haciendo, nos está pasando o estamos sintiendo en ese momento. El famoso “estado”, que le dicen. Dicho texto aparecerá en un lugar destacado de nuestro perfil, y también en las “noticias” de la página de inicio. Por supuesto, lo pueden leer y comentar todos aquellos que sean nuestros contactos, o miles de personas si decidimos que nuestro perfil sea público y visible para todo el mundo.
Después de estar casi una década conviviendo en esta red social, he visto pasar infinidad de frases, confesiones, anuncios y reclamos. Graciosos, originales, útiles, conmovedores, solidarios, y otros cuya finalidad aún no alcanzo a comprender muy bien. En base a estos últimos -y a la manera de escribirlos-, me he tomado el atrevimiento de hacer una breve clasificación de algunos de los usuarios que habitan la red creada por don Zuckerberg.
 
EL INFORMATIVO
Sin temor a errarle, creo que este entrañable personaje conforma una de las comunidades más numerosas de Facebook. Lleva una especie de diario íntimo pero público. Va contando todo lo que hizo durante el día o está por hacer. Necesita compartir sus devenires con todo el mundo, así sea el estado gripal de alguno de sus críos, el paso a un nivel superior del Candy Crush, el asadito que hizo en la terraza o el tobillo que se acaba de esguinzar por bajar apurado del bondi. El informativo cuenta con un aliado de fierro: la foto. A través de ella puede alardear de la calidad -y cantidad- del vacío y los chorizos que tiró a la parrilla, o hacer un primer plano de su pie hinchado. Su modo de verbo preferido es el gerundio: “desayunando en Puerto Madero”, “entrando al cine con mis sobris”... No estaría mal que promediando diciembre revise lo publicado y saque un suplemento especial con los mejores y peores momentos del año.
 
EL INFORMATIVO IMPRUDENTE
Versión ostentosa y temeraria del anterior. Este fulano es el que anuncia con bombos y platillos que se está por ir un finde a la Costa, una semana a Brasil o un mes a Europa. Su manía irrefrenable de revelar sus próximos destinos turísticos despierta sentimientos ambiguos: sus amigos lo envidian porque no pueden darse los mismos lujos, y los ladrones de casas lo aman porque saben que dentro de ese período pueden entrar a afanar tranquilos.
 
EL CLIMÁTICO
No pongas TN, Crónica o la TV Pública para saber el estado del tiempo y la temperatura, directamente entrá al perfil de este personaje. Te lo resume en dos palabras. Integrante también de un clan numeroso, su estado de ánimo está sujeto a las condiciones meteorológicas. Así como el sol primaveral le inyecta optimismo, los densos nubarrones lo hunden en una curiosa depresión. Para el segundo caso, tratá de contenerlo con frases como “al mal tiempo, buena cara” o “siempre que llovió, paró”. Tenés unos cuantos “me gusta” asegurados. El de él, por supuesto, y el de varios paparulos que comparten su bajón.
 
EL CRONOLÓGICO
Es pariente cercano del “climático”, aunque su energía y humor cotidianos no van sujetos al estado del tiempo sino al momento de la semana que están transitando. Su optimismo va creciendo de lunes a viernes, y alcanza su clímax en vísperas de sábado o domingo. Ni hablar si se avecina un feriado largo. Sus posteos preferidos suelen ser “lunes, cómo te odioooo”, “hoy es miércoles, ¡falta menos!” o “¡¡¡viernesss... se viene el findeeee!!!”. Consejo: aprovechalo si es que andás medio perdido con los días. Te puede salvar frente al vencimiento de alguna cuota o algún plazo fijo.
 
EL EXAGERADO
No llama tanto la atención lo que escribe sino cómo. A no ser que este sujeto tenga algún falso contacto en el teclado, solamente un gabinete psicológico podría explicar su compulsión por colocar más de veinte signos de admiración en cada frase o repetir indefinidamente alguna letra. Aunque, hilando más profundo, este uso abusivo de los caracteres puede obedecer también a una tercera causa: el día que en la clase de lengua enseñaron que los puntos suspensivos eran nada más que tres, seguramente faltó o se hizo la rata.
 
EL ILEGIBLE
Tampoco está en tela de juicio lo que postea, aunque, a diferencia del anterior, este especímen directamente no debe haber cursado lengua castellana en su reputa vida. Sus oraciones se interpretan de mil maneras distintas a causa de las palabras mal escritas, los horrores de sintaxis y la ausencia de acentos y signos de puntuación. Sin ponerse colorado, confunde “ahí” con “hay”, “haber” con “a ver” y “allá” con “halla”. De todas maneras, la cosa se vuelve más grave aún si lo que tiene para decir es largo: leer un párrafo completo de este sujeto es más agotador que trámite municipal. Los únicos puntos que conoce son los que le dieron luego de ser operado de apéndice.
 
EL ENIGMÁTICO
Es fanático de las indirectas, las frases crípticas e inconclusas, los fragmentos de canciones y los pases de factura a personas cuya identidad conoce sólo él. Apela al misterio para que los amigos confidentes pregunten qué le pasa y el resto de la gilada se haga la película. Por supuesto, esa situación que lo enfurece y atormenta se irá develando a cuentagotas en los diálogos de abajo cual chisme de Intrusos. O no. Tal vez haga oídos sordos a tu intriga tirándote el clásico “dejá, yo me entiendo...”. Lo peor que le puede pasar es que nadie aporte un mísero comentario, ni quiera inmiscuirse en su vida privada (que de privada tiene poco y nada). Explota por dentro.
 
EL SENSIBLE
Su misión es predicar con frases sabias, profundas y reflexivas, generalmente choreadas de algún señalador o sobrecito de azúcar. Actúa como un verdadero gurú digital, al que todos sus amigos consultan. Miralo desde el lado positivo: si no existiera este personaje tendrías que comprarte un libro de Coelho o Bucay. Y los libros están medio saladitos, últimamente. Agarrá viaje.
 
EL ROMÁNTICO
Es un abanderado de las cuestiones sentimentales y de pareja. Vive enamorado, y cuando no lo está, se muere por estarlo. En este último caso, sus frases actúan como señuelos para que piquen los miembros del sexo opuesto que transitan la misma situación desgraciada que él. Actúan como levante, bah, eso es lo que quise decir.
 
EL NACIONALISTA
Aparece en cada fecha patria o cada logro del país en la actividad que sea. Da lo mismo fútbol, hockey, pesas, cine o el campeonato intercontinental de raya al medio. Con sus eufóricos posteos -donde ametralla con vocales y signos de admiración- busca sumar adeptos para revalidar su fanatismo celeste y blanco. Preparate para soportarlo durante los Juegos Olímpicos, Mundiales o Premios Oscar, si en esa edición en curso compite alguna peli argenta. Después no me digas que no te lo advertí.
 
EL BARRABRAVA
No hace falta presentar a este delicado especímen. Es fanático hasta la médula y su objetividad es del tamaño de una cabeza de alfiler. Si su equipo plantea un esquema de juego defensivo, posteará que es una genial estrategia del DT; si eso mismo hace el rival, lo acusará de “equipo chico” o de “putos de la B”. Amante de las teorías conspirativas, sea cual fuere el club de sus preferencias, cree ciegamente que en la AFA están complotados para hacerlos desaparecer. Aunque si vamos a hilar fino, este pretendido hincha se muestra poco serio cuando aparece gritando los goles en su muro. Su sueño es participar en programas como “Tribuna Caliente” o agarrarse a piñas con Horacio Pagani en algún ciclo de TyC Sports.


Continuará...
 

4 comentarios:

Metalosaurio dijo...

Quisiera colaborar:
"El de las teorías conspiratorias" o "conspiranoico" es un ejemplar importante por lo menos en mi arco iris de contactos. Desde Alienigenas hasta el 9/11... desde Craneos de Paracas hasta dioses hindúes... Es un particular especimen de esta plataforma!

Saludos y buena historia!

Pablo

Armando De Giácomo dijo...

Hola Pablo, muy buen aporte. A ese especímen no lo tengo entre mis contactos, o por ahí sí, y pasó desapercibido. Quedate atento al blog porque se viene la segunda parte.

Saludos y gracias por pasar!

Sil dijo...

Me reí con lo del falso contacto en el teclado!!

El que más odio de estos es el enigmático (sobre todo porque nos cuenta el chisme por la mitad).

Armando De Giácomo dijo...

Hola Sil!
Al "enigmático" se lo combate con la indiferencia. O sea, si quiere contar algo, que lo cuente de una, que no me venga con frasecitas misteriosas y pelotudas.
Besos y gracias por pasar.