lunes, 27 de junio de 2011

Tecnología Nac & Pop

Hace unos días nomás, la Presidenta participó en la Casa Rosada del lanzamiento del satélite argentino “SAC-D Aquarius”, que medirá la salinidad del agua y la humedad de las tierras. “Hoy es un gran día para todos”, remarcó eufórica. Y tenía razón; confirma la capacidad de nuestros científicos y el apoyo de este Gobierno a todo lo que esté relacionado con el desarrollo tecnológico.
Pero la mandamás de los argentinos y de las argentinas no pudo con su genio y, como ya es su marca registrada, alguna patadita al reciente pasado le tenía que tirar. "Pensar que hace 10 años lanzábamos piedras y ahora estamos lanzando satélites al espacio", disparó con ironía, dando a entender que hasta no hace mucho vivíamos en una especie de caótica edad de las cavernas y hoy estamos a la vanguardia de todo. Mirá vos qué bien.
Y para corroborar sus dichos esperanzadores y triunfalistas, les dejo algunas imágenes del hermoso final de River-Belgrano de Córdoba, ese partido de fútbol que, gracias a una decisión del Gobierno, se jugó con público. Porque vamos a ser sinceros, había que ser muy pero muy mala onda para pensar que se podía armar quilombo, ¿no?
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Hincha lanzando el satélite “Maderus”, que actúa sobre la cabeza de sus propios futbolistas haciendo que en la “B” Nacional no erren más penales ni la toquen con la mano.


Fanático lanzando el satélite “Cascotus”. Se guía por el sonido del silbato del árbitro y lo sigue por toda la cancha.

Agente de policía alcanzado por un satélite. “No es nada; soy consciente de que los avances tecnológicos a veces se nos vuelven en contra. Todo sea por la profundización del modelo”, declaró el joven efectivo, quien se retiró a su domicilio por sus propios medios.


Guardia de infantería tratando de derribar un satélite fuera de control con una batería antiaérea. Se rumoreaba que el artefacto volador en cuestión podría ser otra de las tantas propiedades de Schoklender.


Hincha lanzando el “Paraavalanchus”, unidad inteligente que identifica colores. En este caso particular, el celeste de la camiseta de los jugadores de Belgrano.


Simpatizante lanzando la unidad espacial “Inodorus”. Acá se puede apreciar cómo la tecnología es puesta al servicio del mensaje subliminal. Es una manera sutil e indirecta de decirle a la dirigencia de River que se vayan a cagar.

lunes, 20 de junio de 2011

Día de la Bandera

Recuerdos de mi infancia II

En un post publicado en este blog hace más de un año, evoqué con cariño a “Los Autos Locos” y a “Jonny Quest”, dos series televisivas de dibujitos animados que la rompían en las décadas del ‘60 y ‘70. En esta oportunidad voy a dedicarle unos renglones a otro entrañable personaje animado que supo alegrar parte de mi infancia: Batfink. Los que, al igual yo, traspasaron largamente la barrera de los 40, seguramente lo recordarán.
Batfink fue creado en el año 1967 por el productor Hal Seeger como una especie de sátira a la popular serie de Batman. Fueron en total 100 capítulos de 5 minutos de duración cada uno. El protagonista central era un murciélago que luchaba contra el mal, asistido por un experto en artes marciales de origen -y atuendo- oriental llamado “Karate”. ¿Van recordando? Su cuartel estaba en una cueva oculta y recibían el pedido de ayuda del jefe de policía por medio de una “línea secreta”, que en realidad era un televisor. Puestos al tanto del caso, salían presurosos a bordo de un Volkswagen Escarabajo color rosa, apodado la “Baticafetera”.
La fortaleza y la sagacidad de Batfink se basaba en dos importantes atributos. Por un lado, sus alas estaban hechas a prueba de armas de fuego, lo que le permitía salir airoso de cualquier tiroteo. “Sus balas no pueden hacerme daño, mis alas son como un escudo de acero”, les repetía a sus enemigos, mientras con ellas protegía también al fiel y corpulento Karate. Su otro don lo ponía en práctica a la hora de resolver un delito: “mi radar-sonar supersónico podrá ayudarme”, anunciaba como latiguillo luego de asomarse por el techo de la Baticafetera. Acto seguido, emitía un visible “beep” que viajaba en el aire y a los pocos minutos regresaba a él con todas las pistas y la ubicación exacta del malhechor de turno (¿precursor del actual GPS?).
Entre el staff de villanos a los que debía combatir se encontraban Victor the Predictor, Queenie Bee, Judy Jitsu y Magneto the Magnificent (este último nada que ver con el CEO de Clarín). Pero de todos ellos, el más célebre era por lejos Hugo A-Go-Go, un científico loco cuyo máximo objetivo era derrotar a nuestro súper héroe y dominar el mundo. Estaba representado por un enano calvo que planeaba sus inagotables fechorías recluido en un observatorio ubicado en la cima de una colina. Por supuesto, Batfink y Karate siempre triunfaban.
Para finalizar este hermoso recuerdo, un dato curioso: todos los villanos tenían la particularidad de dialogar con el narrador en off. Un segundo dato curioso: el doblaje al español del personaje de Batfink lo realizó el mismo que hacía la voz de Adam West en “Batman”.
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Hasta el próximo dibujo animado.
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miércoles, 8 de junio de 2011

Betty la fea

Días pasados, la escritora Beatriz Sarlo visitó el programa ultra oficialista “678” y no pasó desapercibida. Creo que en esto estamos todos de acuerdo. Después cada uno hará su propio análisis según su manera de pensar e ideología. Es inevitable. La oposición y los críticos del Gobierno dirán que salió airosa de ese duelo desigual de “7 contra 1” y los religiosos K, por supuesto, asegurarán todo lo contrario. Como dijo el superministro Aníbal: “No la sacó barata”. Lo cierto es que por levantar un poquitito la voz en el canal gubernamental –perdón, je, estatal- a la pobre Betty todavía le están lloviendo piedras. Y no son las livianitas escorias del volcán chileno que explotó el sábado pasado, estas son de las pesadas. Hay para todos los gustos: desde acusarla de mantener vínculos oscuros con Clarín hasta de simpatizar con López Rega y la Dictadura. Así nomás. Pero como si esto no fuera suficiente, la muchachada del aparato propagandístico estaría pensando en redoblar la apuesta y ya tendría preparada una serie de documentos comprometedores que, a modo de primicia, mostraré a continuación. Son fuertes, les aviso. Consultada sobre estas imágenes, la intelectual habría disparado con furia: “¡¡Conmigo no, Photoshop!!”.

Junto a Adolf, observando atenta un desfile de la Wehrmacht.
 
Con el bueno de Osama, antes de que lo cosieran a cohetazos.

Con Baby Doc Duvalier, ex dictador de Haití.

A los arrumacos con Pinocho.

Con la Chechu Pando, indignada por la injusta condena a Patti.

Planeando una invasión extraterrestre que derrocaría a Cristina.

Acá no se sabe a cuál de los dos intentaron desprestigiar.

jueves, 2 de junio de 2011

Triglicéridos sólidos

Los que tunean el auto.

Los que pegan en el guardabarro de su auto de “medio pelo” la calcomanía de una marca de alta gama (Ferrari, Audi...).
 
Los que cuelgan CD’s en el espejo retrovisor del auto.
 
Los que llaman al mozo “capo”, “máster” o “jefe”.
 
Los que llevan la foto de sus hijos como llavero o estampada en la remera.
 
Los que se ponen la camiseta de la Selección cuando acaba de ganar un partido.

Los que se ponen la camiseta de la Selección o de su club cuando salen de vacaciones.
 
Los que piden probar el vino sin tener la más puta idea de lo que es un malbec, un chardonnay o un syrah.
 
Los que en una fiesta de casamiento terminan con la camisa afuera y la corbata de vincha.
 
Los que bautizan a sus hijos Jonathan, Brian, Kevin, Solange, Jennifer y llevan como apellidos Cardozo, Gómez, Saldivar, Luna, Reyes, Chazarreta, Benvenutto, etc...
 
Los que usan “animal print”.

Los que usan jogging con ojotas o pantuflas.
 
Los que te dan consejos y para rematar la frase usan la palabra “papá”: “Haceme caso, compralo porque esa nave es una masa, papá”.
 
Los que combinan jean con zapatos abotinados.
 
Los que mondan “a presión” en los colectivos (se vuelven molestísimos si justo están al lado tuyo).
 
Los que todavía usan la arcaica expresión “bronceado Caribe”.
 
Los que usan como ringtone el tema pegadizo de moda.
 
Los que combinan camisa con malla o pantalón de fútbol.
 
Las que usan calzas con tacos altos.
 
Los vendedores que te adjetivan el producto: “No sabés el zapatillón que te estás llevando, flaco”.
 
Los que llevan un peine en el bolsillo trasero del pantalón.
 
Los que llaman “caño” a las computadoras veloces y de altas prestaciones.

Los que llaman “zapatos” a los neumáticos del auto: “te lo entrego con zapatos nuevos, capo”.
 
Los que a pesar de ir acompañados de mujer e hijos, entran a un restaurant ellos primero, sacando pecho y mirando a todos por arriba.
 
Los que porque su hijo pateó bien una pelota o agarró un par de veces la raqueta lo venden como Messi o Nadal. “Pinta para ser un crack, mi bepi”, repiten hasta el cansancio.
 
Los que salen arando en los semáforos.
 
Los que se hacen fanas de algún deporte porque en el campeonato que se está disputando en ese momento, a la Argentina le está yendo bien.

Los que en los restaurantes se enganchan a cantar el “cumpleaños feliz” que están festejando en otra mesa.
 
Los que se van de vacaciones y de las 500 fotos que sacan, 450 son del hotel, de la habitación y de la comida.
 
Los que hacen cola para sacarse fotos con los lobos marinos de Mardel o con los San Bernardo de Bariloche.
 
Los que llegan a Aeroparque o Ezeiza vestidos con la remera del lugar turístico del cual vienen.

Los que crean un club de fans de cualquier cuatro de copas.
 
Los que usan las expresiones que pone de moda la televisión: “se’gual” de Minguito, “le gutó o no le gutó”, de Listorti, “a comerlaaaa”, de Francella, etc.
 
Los animadores de televisión que a cada rato piden “un fuerte aplauso” para cualquier nabo que presentan.
 
Los que usan expresiones como “qué tragedia”, cuando te ven de traje, “hay café”, cuando te ven sin afeitarte o “¿qué acelga?” y “¿cómo andamio?”, cuando te saludan.
 
Los que se peinan con gel para adelante y se dejan unos “pinches” parados sobre la frente.
 
Los que se rapan las sienes y la nuca y el pelo restante les queda como una boina.
 
Los que saludan o muestran carteles cuando los enfocan de algún programa de televisión.
 
Los que usan la frase “está más buena que comer el pollo con la mano”.

Los que escupen a toda hora y en todo lugar (¿tanta saliva juntan?).

Los que juegan con el iPhone en el colectivo para que el resto de la gilada lo vea.

Estimados seguidores del blog: ¿conocen a algún triglicérido sólido más?